Había una vez una nube
que tenía la luna latiendo en el pecho.
Me decía; mira, ¡sube!
Desde aquí puedo ver el mundo.
Desde aquí soy una, soy ninguna.
¡Sube!
Soy un gris mañana disuelto.
Ya no me verás.
Desapareceré a tus ojos
y no seré ni una ni ninguna.
Seré un borrón, no podré volar como ahora.
Me olvidarás.
¡Sube antes de que me lleven!
Y qué voy a decirle yo.
Cómo voy a olvidarme de una nube
con el corazón blanco
y los huesos rotos.
Las nubes nunca terminan si alguien las recuerda, como las personas :')
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