martes, 6 de mayo de 2014

Y he muerto.

Tengo un café
manchado de palabras.
Susurros enfrente
de espejos huecos,
inservibles,
mudos.
Abro la puerta a la locura,
harta de realidad,
ansiosa de delirio
y muerta de frío.
Tenía héroes enmarcados en tinta.
Tenía colores de agua,
y los dibujos siempre ardían
solemnes,
impasibles.
Ventanas cerradas y
puertas desmontadas.
No salgo, no entro.
No vivo, no nada.

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